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¿Son contagiosos los queloides?

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Introducción

Los queloides son crecimientos de tejido cicatricial fibroso que se producen como resultado de una respuesta exagerada del cuerpo a una lesión en la piel. A menudo aparecen después de una lesión, cirugía, quemadura, acné o incluso con la perforación de oídos o piercing en otras partes del cuerpo. Después de una lesión, la piel produce colágeno para ayudar a sanar la herida y reemplazar las células dañadas, pero en algunas personas, el cuerpo produce demasiado colágeno, lo que resulta en una cicatriz gruesa y elevada llamada queloides. Muchas personas se preguntan si los queloides son contagiosos, ya que pueden aparecer en más de una persona de la misma familia o en la misma zona del cuerpo, por lo que en este artículo vamos a hablar sobre esto y otros aspectos importantes sobre los queloides.

No, los queloides no son contagiosos. Muchas personas creen que los queloides pueden transmitirse de persona a persona o de un área afectada a otra en el mismo individuo, pero esto no es cierto. Los queloides son el resultado de una respuesta exagerada del cuerpo a una lesión o trauma, y aunque a veces pueden aparecer en miembros de la misma familia, esto se debe a que algunas personas pueden estar predispuestas genéticamente a tener una respuesta exagerada a una lesión cutánea. Sin embargo, su aparición tiene más que ver con factores como la edad y la calidad de la cicatrización que con algún tipo de infección o transmisión.

¿Qué factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar queloides?

Hay varios factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar queloides, como la raza, la edad, la genética y la ubicación del trauma. Los queloides son más comunes en personas de ciertas razas, como las personas de piel más oscura, y son más comunes en personas de entre 10 y 30 años. Además, las personas que tienen antecedentes familiares de queloides también pueden ser más propensas a desarrollarlos. La ubicación del trauma también puede ser un factor importante, ya que áreas como el pecho, la espalda, los hombros y las orejas son más propensas a desarrollar queloides que otras partes del cuerpo.

¿Cómo se pueden tratar los queloides?

Los queloides pueden ser tratados de varias maneras, dependiendo de su tamaño, ubicación y otros factores. Algunas de las opciones de tratamiento incluyen:

  • Inyecciones de esteroides: los esteroides pueden reducir la inflamación y hacer que los queloides sean menos visibles.
  • Crioterapia: el congelamiento de los queloides con nitrógeno líquido puede reducir su tamaño y picor.
  • Tratamientos con láser: los láseres pueden reducir el tamaño y la apariencia de los queloides.
  • Cirugía: la extirpación quirúrgica de los queloides puede ser una opción, pero puede aumentar el riesgo de que regresen y producir cicatrices aún más grandes.

Además de estos tratamientos médicos, también hay algunas cosas que se pueden hacer en casa para prevenir los queloides o reducir su apariencia, como mantener la zona afectada limpia e hidratada, evitar exponer la zona afectada al sol y usar compresas frías para reducir la inflamación.

¿Qué complicaciones pueden surgir de los queloides?

Mientras que los queloides no son peligrosos en sí mismos, pueden causar incomodidad y vergüenza ya que pueden afectar la apariencia y la funcionalidad de una persona. Si los queloides son grandes o están ubicados en una zona que se mueve con frecuencia, como una articulación, pueden causar dolor y limitaciones en el movimiento. Además, las personas con queloides pueden experimentar picazón, dolor y enrojecimiento en el área afectada.

Conclusión

En resumen, los queloides no son contagiosos y son el resultado de una respuesta exagerada del cuerpo a un trauma o lesión cutánea. Aunque pueden ser más comunes en ciertas razas y en personas que tienen antecedentes familiares de queloides, no hay forma de prevenirlos por completo. Sin embargo, hay varias opciones de tratamiento disponibles para reducir la apariencia de los queloides y minimizar sus síntomas y complicaciones. Si tiene queloides, hable con su dermatólogo para encontrar la mejor opción de tratamiento para su situación específica.