El eczema es una afección de la piel que puede ser causada por diversos factores, entre ellos, la genética, las alergias y el sistema inmunológico. Sin embargo, recientes estudios han demostrado que también existe una relación entre las hormonas y los brotes de eczema.
Las hormonas son sustancias químicas producidas por el cuerpo que regulan diversas funciones, como el crecimiento, la reproducción y el metabolismo. Estas sustancias son producidas por las glándulas endocrinas y, una vez liberadas en el torrente sanguíneo, actúan sobre diferentes órganos y tejidos del cuerpo.
El eczema es una enfermedad inflamatoria de la piel que puede ser causada por una respuesta inmunitaria exagerada del cuerpo ante una sustancia alergénica. Sin embargo, también puede ser causado por una disfunción en la barrera cutánea, que permite la entrada de sustancias irritantes y bacterias al cuerpo.
En los pacientes con eczema, se ha observado que hay una relación entre los cambios hormonales y la aparición de brotes. Los cambios hormonales pueden ser causados por la pubertad, el embarazo, la menstruación y la menopausia, y se han relacionado con un aumento en la frecuencia y gravedad de los brotes de eczema.
En la pubertad, el cuerpo experimenta cambios hormonales importantes que afectan a varias partes del cuerpo, incluyendo la piel. Los niveles aumentados de hormonas como el estrógeno y la testosterona pueden causar un aumento en la producción de sebo, lo que puede provocar brotes de acné y eczema.
También se ha demostrado que los niveles de cortisol, la hormona del estrés, son más altos durante la pubertad. El estrés es conocido por empeorar los síntomas del eczema, lo que podría explicar por qué muchas personas experimentan brotes durante esta época.
En el embarazo, los niveles de hormonas fluctúan considerablemente, lo que puede tener efectos tanto positivos como negativos en el eczema. Por un lado, la producción de estrógeno puede mejorar la salud de la piel y disminuir la inflamación, lo que ayuda a prevenir brotes. Por otro lado, los niveles elevados de cortisol provocados por el estrés del embarazo pueden empeorar los síntomas del eczema en algunas mujeres.
La menstruación es otro momento en el que los niveles hormonales fluctúan, y esto puede afectar la salud de la piel. Durante la fase lútea del ciclo menstrual, los niveles de progesterona son más altos, lo que puede hacer que la piel sea más sensible y propensa a la inflamación. También se ha demostrado que las mujeres con eczema experimentan más brotes durante la fase lútea del ciclo menstrual.
En la menopausia, los niveles de hormonas fluctúan nuevamente, y esta vez de manera más permanente. La disminución de los niveles de estrógeno durante la menopausia se asocia con una disminución de la hidratación de la piel y con una disminución de la capacidad de la piel para retener el agua. Al disminuir el agua en la piel, esta se reseca, lo que en algunos casos podría empeorar el eczema.
Debido a la relación entre las hormonas y los brotes de eczema, los tratamientos hormonales pueden ser una opción para algunos pacientes. Los tratamientos hormonales trabajan para regular los niveles hormonales, y pueden ser útiles para disminuir los brotes.
Los inhibidores de calcineurina tópicos, como el tacrólimus y el pimecrolimus, son medicamentos que trabajan para disminuir la inflamación de la piel. Estos medicamentos suelen ser recetados para tratar el eczema de moderado a grave, pero también pueden ser útiles para tratar el eczema relacionado con los cambios hormonales.
La terapia hormonal de reemplazo puede ser útil para las mujeres que están experimentando brotes de eczema relacionados con la menopausia. La terapia hormonal de reemplazo puede equilibrar los niveles hormonales y ayudar a disminuir los síntomas del eczema.
En resumen, los cambios hormonales pueden ser una causa de los brotes de eczema y pueden afectar a la salud de la piel. Es importante que los pacientes con eczema estén atentos a los cambios hormonales y se comuniquen con su dermatólogo si notan que sus síntomas empeoran. Los tratamientos hormonales pueden ser una opción para algunos pacientes, pero deben ser prescritos y supervisados adecuadamente por un profesional médico.