Un queloide es una cicatriz que crece de forma anormal. La mayoría de las cicatrices sanan sin problemas, pero a veces, el proceso de curación puede generar un exceso de colágeno, que se acumula en el área de la cicatriz y forma un queloide. Los queloides pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo y pueden ser una condición angustiante tanto desde el punto de vista físico como emocional para aquellos que los padecen. En este artículo, discutiremos los síntomas comunes de los queloides, los factores que aumentan el riesgo de desarrollarlos, los métodos comunes de tratamiento y lo que puede hacer para prevenir la formación de estos tipos de cicatrices. Si sospecha que tiene un queloide, es importante buscar atención médica de inmediato para recibir tratamiento adecuado.
El síntoma más común de un queloide es una cicatriz elevada, gruesa y protuberante. La cicatriz puede ser del mismo color que la piel circundante o más oscura, roja, marrón o rosada. Es común que las cuales tengan una sensación de ardor, picazón o dolor. A veces, los queloides pueden sentirse extremadamente sensibles al tacto. En casos raros, los queloides pueden deformar partes del cuerpo, impidiendo el movimiento, la visión, la respiración o el habla. Es importante comprender que un queloide no es lo mismo que un simple engrosamiento de la cicatriz que se produce naturalmente durante el proceso de cicatrización. Los queloides se distinguen por su tamaño, forma y textura, y a menudo crecen considerablemente más allá del tamaño de la herida original. Los queloides también son más propensos a reaparecer después de la eliminación quirúrgica.
Los queloides pueden afectar a cualquier persona, pero ciertos factores aumentan el riesgo de desarrollarlos. Las personas con piel pigmentada son más propensas a desarrollar queloides, al igual que las personas con antecedentes familiares de queloides. Los queloides son más comunes en personas de entre 10 y 30 años. Las personas que han tenido una lesión en el tejido conectivo, como una quemadura o una cirugía, también tienen mayor riesgo de desarrollar queloides.
Hay varios tratamientos efectivos para los queloides, pero la elección del tratamiento depende de varios factores, incluyendo la ubicación de la cicatriz, el tamaño y la forma del queloide, y la causa de la cicatriz. Los métodos populares de tratamiento incluyen la terapia con láser, la inyección de esteroides, la criocirugía, la extirpación quirúrgica y la radioterapia. En algunos casos, se pueden utilizar más de un método para tratar un queloide.
La terapia con láser utiliza pulsos de luz para reducir la apariencia de la cicatriz y suavizar la piel circundante. Este tratamiento es especialmente efectivo para los queloides pequeños y superficiales.
La inyección de esteroides es un método común para tratar queloides. Este procedimiento implica inyectar una solución de esteroides en la cicatriz para reducir la inflamación y la apariencia del queloide. A menudo se necesitan varias inyecciones para obtener resultados óptimos.
La criocirugía es un método de tratamiento en el que se congelan las células de la cicatriz con nitrógeno líquido. La cicatriz luego se descongela y se raspa suavemente con un bisturí. Este tratamiento se utiliza principalmente para queloides de pequeño tamaño.
La extirpación quirúrgica implica eliminar la cicatriz por completo y cerrar la herida con suturas. Este tratamiento se utiliza comúnmente para queloides grandes o queloides que están deformando una parte del cuerpo. Sin embargo, existe una alta probabilidad de que la cicatriz vuelva a crecer después de la cirugía.
La radioterapia implica aplicar radiación a la cicatriz. Este método de tratamiento reduce la producción de colágeno en la cicatriz, lo que disminuye la probabilidad de que el queloide vuelva a crecer después del tratamiento.
Es difícil prevenir completamente la formación de queloides, pero hay medidas que puede tomar para disminuir su probabilidad. Es importante tratar las heridas adecuadamente para reducir el riesgo de formación de cicatrices. Lave la herida con agua y jabón suave, aplique un ungüento antibiótico y cubra la herida con un apósito o venda. Cuando se trata de queloides existentes, es importante tratar las cicatrices de inmediato. Cuanto antes comience el tratamiento, mayores serán las posibilidades de evitar que el queloide crezca. No se rasque ni lastime la cicatriz y evite la exposición prolongada al sol, ya que las cicatrices pueden pigmentarse más fácilmente.
Los queloides son una condición común, pero angustiante, que afecta a muchas personas. Es importante buscar atención médica de inmediato si se sospecha que se tiene un queloide. Afortunadamente, hay una variedad de tratamientos disponibles que pueden reducir la apariencia de los queloides y prevenir su regreso. Si cree que tiene un queloide, comuníquese con su médico de inmediato para obtener más información.